Tratamiento del Trauma y Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) en Delicias
Trauma y Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
en población Infanto-juvenil
El trauma es una experiencia emocionalmente abrumadora que puede afectar a personas de todas las edades, incluyendo a la población infantojuvenil.
Los niños/as y adolescentes pueden enfrentar una variedad de situaciones traumáticas, como abuso, violencia, accidentes graves, desastres naturales, eventos familiares estresantes o dificultades en el vínculo de apego con sus figuras de referencia (lo que conocemos como trauma de apego).
Estos eventos pueden tener un impacto significativo en su bienestar emocional y psicológico, y en algunos casos, pueden dar lugar a un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
Como hemos visto en “Trauma psicológico y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Diferencias y abordaje terapéutico”, el trauma y los síntomas postraumáticos son un fenómeno complejo pero para el que disponemos de técnicas efectivas para su correcto abordaje, como el EMDR. Esto es aplicable también en el caso de trauma infanto-juvenil. Sin embargo, es necesario tener en cuenta algunas consideraciones para su comprensión y abordaje.
¿Qué pasa en la adolescencia?
El trauma en la infancia y la adolescencia puede tener consecuencias a corto y largo plazo en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños/as y adolescentes. Los jóvenes que han experimentado traumas pueden mostrar cambios en su comportamiento, estados de ánimo y relaciones interpersonales. Pueden experimentar pesadillas, reacciones de sobresalto, dificultades para dormir, regresiones en su desarrollo y problemas en la escuela. Además, el trauma puede afectar negativamente la formación de relaciones seguras y su capacidad para regular emociones.
El psicólogo Jaak Pankseep planteó la existencia de 7 sistemas emocionales desde el nacimiento, que están definidos a nivel subcortical y se van enlazando gradualmente a experiencias cognitivas autobiográficas. Según Pankseep, el modo en que organizamos nuestra percepción de la realidad como adultos y anticipamos el futuro depende de las experiencias que han moldeado el funcionamiento de estos sistemas biológicos. A la hora de comprender cómo influyen las experiencias traumáticas en el desarrollo infanto-juvenil, es importante destacar 2 de ellos:
El sistema de juego:
- En los niños/as, el juego es una parte fundamental de su desarrollo cognitivo, emocional y social. A través del juego, los niños practican habilidades sociales, resuelven problemas, experimentan con diferentes roles y desarrollan su creatividad. También pueden aprender a regular sus emociones y a relacionarse con los demás de manera más efectiva. Está asociado con la liberación de neurotransmisores como la dopamina, que está relacionada con la sensación de placer y recompensa.
- El funcionamiento de este sistema se inhibe ante la activación de sistemas incompatibles como los de defensa (miedo, ira, tristeza).
- Durante la terapia, el sistema de juego será la vía de acceso al mundo interno del niño/a y medio a través del cual iremos externalizando y colocando todo lo trabajado en terapia.
El sistema de pánico-aflicción:
- Este sistema está relacionado con la separación y la necesidad de protección social. Se activa en situaciones de soledad o aislamiento social y está asociado con la liberación de neurotransmisores como la oxitocina. El pánico motiva a los individuos a buscar el apoyo y la seguridad de los demás. La activación excesiva, continuada y persistente del sistema de pánico se relaciona con síntomas de depresión: en primeras fases incrementa las conductas de búsqueda, pero después las inhibe.
Las experiencias traumáticas sobreactivan los sistemas de defensa y, por tanto, hipoactivan el sistema de juego. Esto dificulta el correcto desarrollo del niño/a, dificultando su capacidad para responder al estrés adaptativamente, autorregularse y formar vínculos de apego y sociales sanos.
Además, durante la infancia y la adolescencia, el cerebro experimenta un rápido desarrollo y reorganización neuronal. El trauma puede interrumpir este proceso y afectar la formación de conexiones sinápticas y circuitos neuronales. La vulnerabilidad del cerebro en desarrollo lo hace más propenso a ser afectado por experiencias traumáticas.
Consideraciones a tener en cuenta en el abordaje psicoterapéutico del Trauma y TEPT en población Infanto-juvenil.
Como te contamos en “Trauma psicológico y trastorno de estrés postraumático (TEPT). Diferencias y abordaje terapéutico”, la terapia EMDR es el tratamiento más efectivo y de elección en los casos de trauma y TEPT, también en población infantojuvenil. Te contamos algunas consideraciones necesarias a tener en cuenta para trabajar con EMDR con niños/as y adolescentes:
- Durante la Fase de Historia clínica Fomentar la activación del sistema de juego e implicación social, fomentando que el/la menor perciba la terapia como un lugar seguro y no se activen los sistemas de defensa que dificulten el acceso al material perturbador.
- Preparación: En esta etapa, se estimula el desarrollo de la rama ventrovagal del sistema nervioso, es decir, se potencian las redes de memoria con material positivo y adaptativo que permitan al niño/a o adolescente conectar con experiencias positivas de afrontamiento, maestría y regulación emocional.
- En fases posteriores, el objetivo será integrar recuerdos traumáticos, reajustando la percepción de peligro y aumentando la disponibilidad del sistema de juego e implicación social.
Además de las consideraciones específicas para la terapia EMDR, existen otros factores que debemos tener en cuenta siempre en la intervención infantojuvenil para garantizar que el tratamiento sea efectivo y adecuado:
- Ajustar la intervención, el lenguaje y las técnicas al nivel de desarrollo neurológico y psicoemocional. La planificación del tratamiento también va a depender de la edad del/la menor.
- Contexto familiar: La familia juega un papel muy importante en la vida del niño/a o adolescente y en su desarrollo. Es fundamental involucrar a los padres y cuidadores en el proceso terapéutico y abordar las dinámicas familiares.
- Evaluación exhaustiva: Cada niño/a, adolescente y familia es única, por lo que es imprescindible realizar una evaluación en profundidad que nos permita ver más allá de un diagnóstico y diseñar una intervención individualizada.
- Motivación y colaboración: Sobre todo en el caso de los/as adolescente, es importante contar con su colaboración. Es importante asegurarnos de que está motivado y dispuesto a participar en el proceso terapéutico antes de que acuda a terapia, ya que la percepción de obligatoriedad puede ser un elemento perjudicial en el tratamiento.
- Coordinación con otros profesionales: En muchos casos, es necesario trabajar en equipo con otros profesionales, como maestros, pediatras o trabajadores sociales, para garantizar una intervención integral y coherente.
- Confidencialidad y privacidad: Es importante respetar la confidencialidad y privacidad del niño/a o adolescente, especialmente en el caso de adolescentes mayores que pueden desear una mayor autonomía en la toma de decisiones sobre su tratamiento.





En Aequa Psicología trabajamos con un enfoque integrador. Pensamos que cada niño/a es único y, por ello, nuestro enfoque terapéutico se adapta a las necesidades individuales, tanto del/la menor como de la familia. Si crees que tu hijo/a está experimentando sintomatología postraumática o ha estado expuesto a un posible trauma psicológico, no dudes en contactarnos y agendar una cita. En Aequa Psicología somos expertos en trauma, apego e intervención con EMDR en Delicias. Estamos aquí para brindar el apoyo y la orientación necesaria durante todo el proceso de tratamiento.
¿Dónde nos puedes encontrar?
Calle Tarragona, Nº 2, Bajo B. 28045 Madrid. Delicias (Arganzuela).