Psicólogos especialistas en conducta desafiante en niños en Atocha, Madrid
Comprendiendo y abordando la conducta desafiante en niños/as y adolescentes
La conducta desafiante en niños/as y adolescentes es una preocupación común para padres, cuidadores y educadores. Este tipo de comportamiento puede manifestarse como desobediencia, agresión verbal o física, estallidos de ira y falta de respeto hacia figuras de autoridad.
Cuando ocurre este tipo de conducta, puede afectar negativamente el rendimiento académico, las relaciones sociales y el bienestar general del/la menor y de la familia.
Es importante comprender por qué están ocurriendo estos desafíos y realizar un diagnóstico diferencial de posibles problemas que pueden estar también presentes y que será necesario abordar.
¿Qué es la Conducta Desafiante?
La conducta desafiante es un conjunto de comportamientos disruptivos que se manifiestan de manera persistente. Estos comportamientos van más allá de los conflictos normales y desafíos que pueden experimentar en su desarrollo, como hemos visto, por ejemplo, en el apartado “Rabietas en la infancia: Cómo ayudar a tu hijo/a a regular sus emociones”.
Síntomas de la conducta desafiante
- Desobedecer constantemente las reglas y las órdenes de figuras de autoridad.
- Mostrar resistencia y negativa a cumplir con tareas o responsabilidades.
- Participar en peleas verbales o físicas con compañeros, hermanos o adultos.
- Mostrar un comportamiento agresivo y/o explosivo en situaciones cotidianas.
- Culpar a otros por sus propios errores y comportamientos inapropiados.
- Se enfada. Las rabietas son frecuentes e intensas.
- Con frecuencia presenta actitudes de irritabilidad y resentimiento.
Causas y factores de riesgo
La conducta desafiante puede ser el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Algunas de las causas y factores de riesgo que pueden contribuir a este comportamiento incluyen:
- Ambientes familiares disfuncionales o inestables.
- Estilos educativos parentales inconsistentes y/o autoritarios.
- Falta de comunicación efectiva entre padres e hijos/as.
- Modelado de comportamientos desafiantes por parte de figuras de referencia.
- Dificultades en el desarrollo neuropsicológico, como problemas de autorregulación emocional y control de impulsos.
- Exposición a situaciones de estrés y/o traumáticas.
- Problemas de adaptación escolar o bullying.
- Falta de habilidades sociales para resolver conflictos y relacionarse adecuadamente con los demás.
Causas y factores de riesgo
La conducta desafiante puede ser el resultado de una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales. Algunas de las causas y factores de riesgo que pueden contribuir a este comportamiento incluyen:
- Ambientes familiares disfuncionales o inestables.
- Estilos educativos parentales inconsistentes y/o autoritarios.
- Falta de comunicación efectiva entre padres e hijos/as.
- Modelado de comportamientos desafiantes por parte de figuras de referencia.
- Dificultades en el desarrollo neuropsicológico, como problemas de autorregulación emocional y control de impulsos.
- Exposición a situaciones de estrés y/o traumáticas.
- Problemas de adaptación escolar o bullying.
- Falta de habilidades sociales para resolver conflictos y relacionarse adecuadamente con los demás.
Tipos o niveles en la conducta desafiante
Cuando la conducta desafiante, negativista y hostil hacia las figuras de autoridad se da de forma recurrente y persistente durante al menos 6 meses, con un deterioro significativo de la actividad social, académica y/o familiar, podríamos hablar de un Trastorno Negativista Desafiante (en adelante, TND).
Es normal que los niños tengan un comportamiento de oposición y se muestren desafiantes algunas veces. De hecho, es una señal de desarrollo saludable. El diagnóstico de TND no se debería dar, por ejemplo, a un niñx que acaba de descubrir que su nueva palabra favorita es “no” o que está teniendo rabietas, dado que son conductas normales en un correcto desarrollo psicoemocional.
Es importante diferenciar el TND de lo que llamamos “síndrome del emperador” o “síndrome del niño dictador”. Es frecuente observar este síndrome en niños/as cuyos padres no están poniendo límites adecuadamente y, en consecuencia, suelen presentar problemas en aquellos lugares donde se le ponen límites o se le exige que cumpla con unas obligaciones, generalmente en el ámbito escolar.
Un pequeño porcentaje de niños con TND, cuando la sintomatología no remite y continúa hasta la adolescencia, puede llegar a desarrollar un trastorno conocido como trastorno de la conducta o trastorno disocial, que es un trastorno grave del comportamiento que incluye actos delictivos como robar, incendiar y/o herir a personas o animales.
Se ha observado que el TND presenta una alta comorbilidad con el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los niños/as con TDAH suelen distraerse, ser impulsivos y tener dificultad para permanecer en un mismo lugar por un tiempo. Estos comportamientos pueden ser percibidos por los padres como fuera de los límites y por tanto, tomar medidas que puedan ser contraproducentes.
Abordaje psicoterapéutico de la conducta desafiante
En Aequa Psicología trabajamos desde un enfoque integrador, adaptándonos a las necesidades de cada familia. Si observas en tu hijo/a un comportamiento negativista-desafiante recurrente, no dudes en contactarnos y agendar una cita.
Estamos aquí para brindarte el apoyo y la orientación necesaria para manejar las posibles dificultades que puedan surgir en el manejo de este tipo de conductas.
Como hemos visto, buscar ayuda profesional es importante para evaluar las posibles causas subyacentes y dar un tratamiento integral que ayude a mejorar la calidad de vida, tanto del niño/a como de la familia.
El abordaje psicoterapéutico para el TND, suele incluir las siguientes áreas:
- Evaluación en profundidad, desde una perspectiva biopsicosocial de los posibles factores que están interviniendo en el problema.
- Estrecha coordinación con tutores y figuras de referencia en el ámbito escolar.
- Trabajo con la familia, sobre todo mediante el apoyo a los padres, con el objetivo de desarrollar estrategias efectivas para reducir la frecuencia, intensidad y duración de las conductas disruptivas:
- Estilo educativo coherente y consistente basado en la educación respetuosa.
- Mejorar la comunicación y la conexión emocional entre padres e hijos/as.
- Fomentar el desarrollo de habilidades de regulación emocional, tanto en los/as menores como en los adultos.
- Aumentar la confianza y la competencia de los padres en la gestión de situaciones desafiantes.
- Apoyo en el establecimiento de límites necesarios.
- Establecimiento de planes de contingencias para favorecer el cumplimiento de normas desde una perspectiva positiva (más desde el refuerzo y menos desde el castigo).
- Entrenamiento en habilidades sociales.