¿Qué es la Psicoterapia Integradora?
Puede que hayas oído hablar de la terapia integradora, que tu psicólogo/a te haya contado que utiliza este modelo o que hayas visitado varias páginas web de centros de Psicología integradora. La Terapia psicológica integradora se basa principalmente en tres grandes factores:
Vínculo terapéutico
Que la investigación ha demostrado que existen factores comunes asociados al éxito de la psicoterapia en los modelos predominantes en psicología en la actualidad. El principal factor común es el vínculo terapéutico.
Comorbilidad
Que la comorbilidad de trastornos psicológicos es más la norma que la excepción.
Eficacia
Que existen técnicas de distintos enfoques psicológicos que han demostrado su eficacia.
El vínculo terapéutico (o alianza terapéutica) es la relación que se establece entre terapeuta y paciente en un contexto de terapia. Se caracteriza por ser una relación de aceptación, apertura y presencia, facilitando que la persona se sienta en un entorno de seguridad. Para lograr una buena alianza terapéutica, es importante que exista un acuerdo en las metas a alcanzar a largo plazo con la terapia y en las tareas concretas que nos ayudarán a alcanzar las metas, todo ello en un entorno de confianza. Podemos decir con seguridad que el vínculo es un elemento clave para que la terapia tenga éxito. Entonces, ¿lo que cura es el vínculo? En gran parte sí. Las técnicas utilizadas y el encuadre terapéutico general también juegan un papel muy importante, sin embargo, resulta muy interesante reflexionar sobre este aspecto: dado que muchos de los problemas psicológicos se construyen en relación, ¿tendría sentido que también puedan sanar en relación?
Por otro lado, si la comorbilidad (es decir, la coexistencia de varios trastornos psicológicos) es más la norma que la excepción, ¿qué nos está diciendo esto? Desde el punto de vista de la terapia integradora, esto nos lleva poner el foco de la intervención en la persona y no en un diagnóstico o trastorno en particular, ya que entendemos que los síntomas son una manifestación del sufrimiento de los seres humanos. Así, se realiza un plan individual de tratamiento adecuado y adaptado a cada persona, en lugar de aplicar “recetas” para cada tipo de “trastorno”.
Dentro de este plan individualizado, desde un enfoque integrador, aplicamos las técnicas que han mostrado su eficacia, independientemente del modelo psicológico en el que se hayan desarrollado o estudiado. Sin embargo, los modelos integradores se diferencian de los modelos eclécticos en que las técnicas no se utilizan de manera aislada, sino que parten de una visión integral del ser humano.
Todo ello nos permite trabajar en profundidad todos los aspectos y áreas del funcionamiento humano, como el cognitivo, el conductual, el fisiológico y el afectivo, lo que nos garantiza resultados más efectivos a largo plazo. Realizar un tratamiento integral consiste en no encapsular los problemas humanos y atenderlos de forma parcial. De esta forma corremos el riesgo de que los árboles no nos permitan ver el bosque.